viernes, 10 de junio de 2022

Recomendaciones para el fin de semana

 Seguimos realizando nuestro recorrido por cuentos tradicionales africanos.

Hoy:

Magutín y la anciana

Hace mucho tiempo, en un pueblo de Guinea Ecuatorial, vivía una muchacha llamada Magutín.

Era muy amable y después de hacer su trabajo en casa acudía siempre a buscar agua para una vecina suya, muy vieja y enferma de la vista.

La anciana estaba muy agradecida por los cuidados que le dispensaba la chica, así que un día le dijo:   —Por lo bien que me has cuidado durante todos estos años, quiero hacerte un regalo.

Y al instante, colocó sobre la mano temblorosa de la chica un anillo, que según le dijo era mágico y le proporcionaría todo lo que deseara.

Mientras tanto, el rey de aquel lugar estaba triste. Su mujer, la reina, había enfermado y ninguna de las medicinas que habían probado surtía efecto.

La reina empeoraba día tras día. Tan preocupado estaba el rey que mandó a su hijo por todo el reino a buscar alguna medicina que aún no hubieran probado y que resultara más efectiva.

Así fue como el príncipe llegó al pueblo de Magutín. Al ver a la chica quedó prendado de ella y acercándose a la muchacha le contó su triste historia. 

Magutín, conmovida por las palabras del príncipe, entró en su casa y pidió al anillo mágico una medicina eficaz para la reina. Sin embargo, nada apareció y la muchacha empezó a temer que el poder del anillo no fuera cierto.

Entristecida por no poder ayudar al príncipe, del que se había enamorado a primera vista, se despidió de él y le dijo que muy a su pesar no podía ayudarle.

Sin embargo, cuando Magutín regresó a casa vio que en el jardín había una planta nueva que jamás había visto con una hermosa flor.

Rápidamente, la muchacha guardó algunas hojas de aquella planta misteriosa y se dirigió con rapidez a ver al rey.

Una vez allí, le comentó que creía poder sanar a la reina con una medicina que solo ella podía preparar. El rey, entusiasmado, trasladó a la muchacha a la cocina. Nuestra heroína preparó entonces una infusión con ellas y la llevó a la habitación donde la reina se encontraba postrada.

La infusión surgió efecto en el acto y el rey, muy complacido, ofreció a Magutín estudiar en palacio acompañada de la presencia del joven príncipe.

Por eso, en la isla de Annobón, cuando se titubea ante prestar ayuda a alguno de sus vecinos, las personas que la rodean suelen decir: “Ayuda, Magutín, no dejes pasar esta oportunidad.”




Fuente: Creus Jacint, Mº Antonia Brunat,  Cuentos Annoboneses de Guinea Ecuatorial, Magutín y la anciana (p. 69), Centro cultural Hispano-Guineano Ediciones, 1992


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