Era necesario detener a las tropas realistas que se enviaban desde Lima a nuestro territorio. Enviado por el gobierno para hacerse cargo del Ejército del Norte, Manuel Belgrano estableció contacto con la tropa en Salta. Avanzó hasta Jujuy, en donde estableció su cuartel general. Allí comprendió que sus tropas estaban muy agotadas y no podían enfrentar al enemigo. Entonces, el 23 de agosto de 1812 les ordenó a los pobladores que se retiraran hacia Tucumán, no sin antes quemar sus casas y sus campos, para que el enemigo no pudiera abastecerse.
Estas palabras que definían su postura acerca del bien común:
"Cuando el interés general exige las atenciones de la sociedad, deben callar los intereses particulares, sean cuales fuesen los perjuicios que experimentasen. Este es un principio que sólo desconocen los egoístas y los esclavos, y que no quieren admitir los enemigos de la causa de la Patria. Causa a que están obligados cuantos disfrutan de los derechos de propiedad, libertad y seguridad en nuestro suelo, debiendo saber que no hay derecho sin obligación y quien sólo aspira a aquel sin cumplir con esta, es un monstruo abominable, digno de la execración pública y de los más severos castigos."
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